LAS MENTIRAS DEL P.P.
Es sabido que a la derecha no le interesa que los ciudadanos piensen. Es mejor tenerlos adormecidos. Así se les manipula mejor. De ahí su recelo a universalizar la cultura.
Durante los ocho años de gobierno del Sr. Aznar desaparecieron casi por completo de las televisiones públicas, y privadas afines, los debates políticos, y los pocos que había estaban manipulados o faltos de pluralismo. Proliferaron los programas de evasión, mientras se cantaban las bondades del P.P.
Ahora que vienen las elecciones quieren que borremos de la memoria todo lo que hicieron o dejaron de hacer.
Rajoy promete que va a suprimir el I.R.P.F. a los que cobren menos de 16.000, que va a facilitar guarderías para todos los niños, que subirá las pensiones mínimas, que resolverá el problema de las vivienda, y no sé cuántas cosas más. Pero ¡qué morro! En los años que gobernaron y que fueron de bonanza económica, nada de esto hicieron. Disminuyeron por contra, en ocho puntos el dinero destinado a gastos sociales, favorecieron la especulación inmobiliaria con una ley del suelo que elevó el precio de la vivienda hasta límites insoportables. No subieron las pensiones más bajas y congelaron el salario mínimo.
Ha sido el gobierno de Zapatero quien en esta legislatura ha aumentado las pensiones más bajas y el salario mínimo muy por encima del I.P.C.. Lo mismo podemos decir de las becas, la investigación, etc, etc.. Si que es cierto que el P.P. bajó los impuestos directos, pero a los más ricos, elevando, los indirectos, que son los que pagamos todos. Sus ansias privatizadoras les han llevado hasta privatizar la sanidad pública.
Mienten cuando se presentan como los únicos defensores de España, mientras debilitan el Estado, que es la garantía de los débiles. Les importan un rábano los más necesitados, como se demuestra por las trabas que están poniendo a la aplicación de la ley de Dependencia o a las ayudas al alquiler de viviendas para los más jóvenes.
Espero que los ciudadanos no se dejen engañar con tantas mentiras y valoren quién defiende mejor sus intereses, sin dejarse atraer por tantos cantos de sirena, tanta megalomanía de circuitos y ciudades encantadas. Pensemos en lo que de verdad nos interesa. No somos tontos
Venancio Álvarez de Paz
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